Vaciando la tormenta…

9 septiembre 2015.

No se como fue,
si de repente o a traición.
El caso es que aconteció
cómo la calma y el silencio
dentro de la tormenta.
Vaciando el trueno,
vaciandolo tras el arcoiris.

Fran Rubio Varela

Y empece a despertar…

9 septiembre 2015

Y empecé a despertar poco a poco, despacito, frotandome los ojos, intentando fijar las imágenes que danzaban como bailarines errantes.
Y empecé a querer vivir, como hacía tiempo no lo había sentido.
Y no fue de golpe, fue temblando, fue con frio, fue despacito, cogiendo calor para mi corazón, soplandole aliento para despertar sus latidos ateridos, para enrojecerlo de nuevo con los impulsos de una nueva ilusión que vistiera de colores mis sentidos.
El hielo se resquebrajaba, al fin la primavera tardía irrumpia nuevamente en mi jardín, y yo la abrazaba esperando que fuera inundando mi ser , queriendo conocer las flores que habría de treaer, tocando esa tibieza que hacía retroceder al frío que me había hecho prisionero y escultura de hielo.
Y empecé a despertar….

Fran Rubio Varela

Pobre Capitan!!!

Y el capitan herido de muerte
luchaba contra sus recuerdos,
sabiendo que pronto
se convertirían en su infierno…
Sus demonios se aprestaban
a tomar la vida que él abandonaba,
y con cada halo de aire
que su sangre vertía,
sentía el calor
de aquel fuego,
que sólo él habia alimentado.
Sus infamias adornaban sus días
sus hazañas solo de ponzoña se habían alimentado,
y en sus manos la sangre de aquella gente.
El deber le decian, su obligacion le imperaban!!!
Pero y ahora??
Quien le acompañaria a su infierno?
Quien le libraria de sus criaturas?
Engendros insufribles, de crueldad alimentadas,

carentes de misericordia
de la que él tambien habia adolecido.
Pobre capitan!!!,. su sangre pierde!!
Y con el rojo se nublan los cielos,
sus ojos ya cristalinos
al abismo se enfrentan,
y alli las voces rien
y brindan con su ultimo aliento,
felices de acoger a su dueño
en su fuego impio.

Pobre Capitan!!!!
Con que deseo querrá volver a nacer,
que deseo volver a ser el llanto de un niño,
y sanar con su inocencia
esta existencia perdida.

Fran Rubio Varela.

Imagen Maria Rubio Varela.

La cueva de mi corazón

En la cueva de mi propio corazón me refugio del tormento de mi mente. 

Soy allí anacoreta, peregrino y mendigo.

Me arrodillo ante mi creador latente, venzo el orgullo y la soberbia del ego. Agradezco la soledad de mi cueva y allí en pleno encuentro conmigo mismo, se abren las puertas del infinito.

Queriedo estar solo, no lo estoy, buscando mi identidad me disuelvo, dejo de ser quien creía y me absorve la energia divina totalmente.

Cierro los ojos y soy sol y luna, soy el grito de la jauría, soy el susurro del viento, trueno junto al rayo y me estrello siendo uno con la tierra.

Soy esa marejada de humanos que caminan sin sentido de norte a sud, de este a oeste,  de arriba hacia abajo.

Soy esa roca que golpea contra el agua y soy la salpicadura del agua al ser golpeada por la roca.

Soy todo y soy nada

YO, que solo quería estar SOLO
(Azucena)

Era Amor

Y lloraba con su pecho,
mientras en sus ojos solo la arena.

Y las lagrimas se deslizaban por su alma,
mientras en su piel las arrugas lo mecían.

Y amaba esta vida,
mientras la pena lo deseaba a él.

Y era él a pesar de todo,
mientras deseaba un mundo distinto.

Y ya solo le quedaba eso,
desear lo que habia luchado,
cerrar lo ojos y mirar
por la ladera de sus lágrimas,
la cuesta de su alma.

Y en el cielo esferas de colores
lo llamaban por su nombre verdadero.
Amor le decian…
No llores mas
porque somos él brillo de tu arena.

Y en el cielo alas blancas
lo llamaban por su nombre verdadero.
Amor le decian…
No llores mas…
porque somos tu eterna piel.

Y en el cielo, el universo violeta
lo llamaba por su nombre verdadero
Amor le decia
No llores mas…
porque yo seré la razon
para esta vida tuya.

Y ya sólo le quedaba eso,
luchar sobre la cuesta de su alma
porque su nombre verdadero
era Amor!!!

Dedicado a Gabriel y a su familia…

Eres de este mar
entre las olas un pececillo,
y fuiste amor
para ahora ser esperanza.

Eres el despertar
de una canción
que canta en cada mente,
entre las lagrimas
tu despedida.

Siento ese dolor
del que he de aprender,
un pececillo de este mar
fue arrebatado…


Eres ya un grito para éste mundo!!
Nadie se atreva a decir
que tu vida fue efimera
ni que tu muerte es en vano.

Tú nunca buscastes ser una estrella,
pero desde aquí todos
te miraremos,
tan fugaz tu vida
y tanto amor que has despertado.

Ya eres un grito para este mundo!!
y todos te miraremos
ahora que ya eres estrella,
no una más,
si no una de esperanza de vida.

Querido Gabriel, todos te abrazaremos
cuando contigo partamos.

Más allá de tu infortunio
pececillo de este mundo,
tu nos has enseñado
que todo puede ser amor
entre las lagrimas y el dolor…
Fran Rubio Varela.

Imagen: Ana Talavera

El sueño

Me abrazaste y todo se detuvo,
silencio atronador,
ingravidez vertiginosa.

Fue entonces, cuando el espacio / tiempo se hizo añicos
y me adentré en el infinito,
sintiendo mil y un cronones del mismo momento,
en distintos lugares, espacios, vidas.

Tal vez fueran más, o tal vez menos…
Bueno, no importa, porque donde fui, donde vamos,
la discontinuidad no existe.

Tengo ese instante grabado en mi mente,
en mi Corazón.
Miedo, tras él, la verdad absoluta,

EL AMOR

Poesía: Ana Talavera
Imagen: Fran Rubio

¿Lo sé?

Me llevas donde mi ser quiere ir, pero yo no lo sé.
Contigo, voy donde mi ser anhela estar, pero yo no lo sé.
Me guías hacia mi hogar, pero yo no lo sé.
Me muestras quién soy, pero yo no lo veo.
Me miras, te miro.
Me ves, te veo, me veo…
Justo ahí, dos es igual a uno, por arte de magia.
Ahora ya lo sé, ser.
Surcamos los cielos
acariciando las nubes, siento cada uno de sus átomos,
inhalando el aire me recreo, abriéndole cada una de mis células.
Justo ahí dejo de ser yo
para ser nube, aire, lluvia, trueno, arcoiris, sol, luz…
Y es cuando, por arte de magia, soy quien soy… Siendo.
Ya hemos llegado ballena.
Cuánta Belleza!

Ana Talavera

Bendita soledad

Otrora semillero de lamentos,
sinónimo de amor incompleto,
hoy transformadora y eterna,
floreciente y sumisa paz.

En las primigenias oscuridades
fuiste buscando las respuestas
a cientos de interrogantes,
a miles de perdidas ilusiones.

Poco a poco la primera chispa emergió,
tímida, algo incoherente consigo misma,
apenas osaba levantar la voz al exterior,
se sentía pequeña, indigna e ingenua.

Alimentada de esperanza y amor,
fue discerniendo las respuestas una a una,
desarrollándose hermosa y radiante,
pero aun refugiada en la oscura intimidad.

Aquella discreta semilla creció,
primero enraizando con fuerza,
Aferrándose a la Verdad, a su alma,
hasta que segura de sí, emergió.

Siendo bañada por otros soles,
fue creciendo al exterior,
color verde esperanza,
floreciendo y dando frutos.

El aroma de su ser impregnaba
el jardín casi muerto a sus pies,
les dio sombra y rocío de lluvia,
los alimentó de esperanza.

Y aquél jardín empezó a renacer,
las semillas se dispersaron,
todo el árido paraje donde creció
se contagió de la vida que lo contenía.

Es así como la vida se erigió.
(Azucena)

El árbol de la vida

El camino del alba me lleva
al amanecer solitario.
Soledad esa que no se comparte
ni con uno mismo.

Amantes sin miel ni nido,
baile de ensueño y  respiro.
¿A dónde irá el camino?

Cuando las ardillas corretean en el bosque
buscando frutos y aventuras
melancólica se hace la imagen
al disolverse con tan lejana frescura.

Vuela paloma alto
vuela sin temor ni asalto
eres bella y sabía señora,
y el aire nos lleva a ningún lado.

Da alas, fuerza y alcance,
viajes a cielos perdidos,
lugares remotos y caminos vacíos.

Respira… respira y siente,
siente ese vacío, donde todo se llena
del espacio perdido.

Ama el rocío de la mañana oscura
porque del negro sale el color
y del color la maravilla del amor.

Ama al amor y al rincón,
ese que une las estrellas con el sol.
Y no temas andar, ni al camino,
ni el respirar, ni los cielos,
ni el volar, ni al rocío, ni el frío..

Porque todos ellos hacen el camino
ese camino sin espacio ni tiempo,
esperado, cierto, entretejido,
que nos lleva al amor infinito.

Texto: Maria Rubio Varela. Imagen: Rosario Melean