Esencias perfectas


Cual dos gotas de rocío que a simple vista se ven claras y sencillas, humildes y calladas, sonrientes y cautivas.  Van apegadas a la roca de la vida, resbalando despacio y temerosas, intentando sujetarse a su base tan conocida, aquella que les da la seguridad que su corazón anhela.
Siendo distintas se ven tan semejantes. 

Solo el ojo experto o el alma avanzada reconocerá aquellas leves pero importantes diferencias que las vuelven únicas y singulares.

Una lleva la fuerza del sabio y poderoso lobo que abraza cálido y protector en los momentos precisos,  en los instantes necesarios, callado pero inundando conocimiento en medio de sueños que no son sueños.

La otra, precisa la seguridad y valentía del cuervo para poder sentir que el miedo, que tan aferrada a ella se atrinchera, será vencido con una mirada, con un sutil aleteo, con el silencio.

Pequeñas e inusualmente sensibles gotas de rocío, no conocen su fuerza y valor, no se percatan cuán importantes son a la vida, no presienten que un buen día se elevaran al cielo translúcidas y ligeras. 

Se unirán, convertidas en partículas de vapor, a hermosas y gigantezcas nubes y un día retornarán al eterno e interminable océano de vida.

Dejando a un lado su aparente simpleza, apartando sus límites, se fundirán al infinito.
(Azucena)

Imagen:  Maria Rubio Varela

La cueva de mi corazón

En la cueva de mi propio corazón me refugio del tormento de mi mente. 

Soy allí anacoreta, peregrino y mendigo.

Me arrodillo ante mi creador latente, venzo el orgullo y la soberbia del ego. Agradezco la soledad de mi cueva y allí en pleno encuentro conmigo mismo, se abren las puertas del infinito.

Queriedo estar solo, no lo estoy, buscando mi identidad me disuelvo, dejo de ser quien creía y me absorve la energia divina totalmente.

Cierro los ojos y soy sol y luna, soy el grito de la jauría, soy el susurro del viento, trueno junto al rayo y me estrello siendo uno con la tierra.

Soy esa marejada de humanos que caminan sin sentido de norte a sud, de este a oeste,  de arriba hacia abajo.

Soy esa roca que golpea contra el agua y soy la salpicadura del agua al ser golpeada por la roca.

Soy todo y soy nada

YO, que solo quería estar SOLO
(Azucena)

Bendita soledad

Otrora semillero de lamentos,
sinónimo de amor incompleto,
hoy transformadora y eterna,
floreciente y sumisa paz.

En las primigenias oscuridades
fuiste buscando las respuestas
a cientos de interrogantes,
a miles de perdidas ilusiones.

Poco a poco la primera chispa emergió,
tímida, algo incoherente consigo misma,
apenas osaba levantar la voz al exterior,
se sentía pequeña, indigna e ingenua.

Alimentada de esperanza y amor,
fue discerniendo las respuestas una a una,
desarrollándose hermosa y radiante,
pero aun refugiada en la oscura intimidad.

Aquella discreta semilla creció,
primero enraizando con fuerza,
Aferrándose a la Verdad, a su alma,
hasta que segura de sí, emergió.

Siendo bañada por otros soles,
fue creciendo al exterior,
color verde esperanza,
floreciendo y dando frutos.

El aroma de su ser impregnaba
el jardín casi muerto a sus pies,
les dio sombra y rocío de lluvia,
los alimentó de esperanza.

Y aquél jardín empezó a renacer,
las semillas se dispersaron,
todo el árido paraje donde creció
se contagió de la vida que lo contenía.

Es así como la vida se erigió.
(Azucena)

Diosa de plata

La bendición del amor y fecundidad…

Desde hace muy antiguo  que los dioses vieron, en los seres terrenos, que la luz de sus almas precisaban un guía para engendrar mas luz y sabiduría.

Es así que enviaron a la diosa que en la luna habitaba.

Ella iluminaba la tierra en estaciones bien establecidas desde el origen de los orígenes.

Descendió convertida en dama y se acercaba a las doncellas para enseñarles sus artes.

Susurraba en sueños a los varones para insuflar en ellos proyectos y esperanzas.

Así fue transformando sus corazones, y las damas y varones evitaron utilizar el sexo como un acto bestial y lo transformaron en sagrado.

El acto sexual sagrado engendró seres de luz que llegarían al mundo plenos de sabiduría divina y proseguiría así la expansión.

La diosa les enseñó la belleza del amor y su expresión a través del sexo sagrado. Mientras el hombre y la mujer lo respeten, sólo verán expansión, cuando lo olviden volverán a la barbarie y destrucción….

Un sueño? O un recuerdo? O simplemente algo de locura que se tradujoen cuento.
(Azucena)

Imagen: María Rubio Varela

Coincidir


Apareció un bendito día a finales de invierno,  unas palabras que escribían y yo, simplemente, sentía una voz saliendo de ellas que retumbaban en mi mente, voz que reconocí al instante.

Esas palabras escritas se volvieron un día, una mirada y una leve sonrisa. Más tarde, el hermoso sonido de una voz clara y serena.

Mi ser lo reconoció totalmente, lo había  buscado desde la más tierna adolescencia, lo presentía y llamaba cada noche antes de dormir.

Lo sentía en mis sueños más profundos abrazándome y protegiendo.

Pero el tiempo y la vida que nos hacen  perder la inocencia y creencia en los sueños, un día me dijeron al oido: ya para de soñar y empieza a vivir. 

Y así lo hice, quedó solo el deseo de un sueño fugáz, un «quizá», un «algún día, talvez» y estaba presente en mis poemas a la vez que la realidad se imponía.

Pero cuando menos lo esperaba, aparecieron aquellas primeras palabras, luego un rostro con la mirada más bella plena de luz y una sonrisa que calma tempestades. Y días más tarde aquella voz que había sonado en mi corazón desde niña.  

Éra él a quien siempre amé desde el origen de los tiempos y de las vidas.  

Era él, quien en una fisura de esta irrealidad al fín pudo alcanzarme.

Hoy se que todo fué cierto y sé que ése amor eterno nos mantendrá siempre juntos aun pasen los tiempos y las vidas aún sigan su marcha. 

Seguiremos como amantes eternos, como Shiva y Shakti, reencontrándonos vida tras vida , creciendo en amor y sabiduría, hasta llegar al final,  a la maestría. 

Entonces y solo entonces, nuestra esencia única y vibrante se fundirá en un solo estallido.

(Azucena)

Imagen: Ana T.

En reposo …

El camino es arduo y dura la jornada,
he batallado tantas guerras que cuenta ya no llevo.
Sin embargo sigo aquí, en pie,
en un solo pedazo aunque magullada y estropeada.

Este pedazo soy yo y me siento complacida.
Amo cada fisura, cada rajadura de este ser.
Representan un recuerdo de mis batallas vencidas.

Hoy me siento en este claro del bosque, en un breve descanso.
Hoy no hay batallas, ni bandos.
Hoy solo reflexiono mi recorrido.

Mi ser llega a mi cual dragón.
Me mira, sonríe, me abraza rodeándome y dándome calor.
Su mirada fulminante penetra cada célula de mi cansado cuerpo
y les da nueva fuerza y energía para seguir.

Me mira complacido… y me protege en pleno descanso.
Hoy dormiré mejor que nunca y mañana, renovada seguiré el recorrido.
Lista para ganar mil batallas más.
(Azucena)

La infinidad

Existen dos puertas, dos extremos, dos balances, que aunque parezcan distantes y dispares entre sí, son, solamente una vía de continuo transitar que te llevan a recorrer, conocer y aprender uno o infinitos aspectos de todas las polaridades preexistentes.
Forman un circuito cerrado, un símbolo de infinito transitar, sin principio ni fin. Sin una meta a donde llegar.
Las llamamos desde antiguo vida y muerte, luz y oscuridad. Dos damas hermosas, ajenas a todo mal.