Memoria de un árbol milenario
17 septiembre 2015.
Se mostró siendo como era.
Brotando de sus profundas raíces,
sería fuerte, el prodigio de su sabia,
sus ancestros la alimentaban
y la tierra lo refrendaba.
Buscaría al sol
para filtrar su luz
y su sombra cobijo daría
a la sangre nacida,
de la que sería testigo
en su principio y final.
Mudo solemne, y parte del juicio,
custodiado por Deva sagrado
la historia que habrá de guardar
en su quebrada corteza
para el escrito final.
Fran Rubio Varela
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