Y empece a despertar…

9 septiembre 2015

Y empecé a despertar poco a poco, despacito, frotandome los ojos, intentando fijar las imágenes que danzaban como bailarines errantes.
Y empecé a querer vivir, como hacía tiempo no lo había sentido.
Y no fue de golpe, fue temblando, fue con frio, fue despacito, cogiendo calor para mi corazón, soplandole aliento para despertar sus latidos ateridos, para enrojecerlo de nuevo con los impulsos de una nueva ilusión que vistiera de colores mis sentidos.
El hielo se resquebrajaba, al fin la primavera tardía irrumpia nuevamente en mi jardín, y yo la abrazaba esperando que fuera inundando mi ser , queriendo conocer las flores que habría de treaer, tocando esa tibieza que hacía retroceder al frío que me había hecho prisionero y escultura de hielo.
Y empecé a despertar….

Fran Rubio Varela

Pobre Capitan!!!

Y el capitan herido de muerte
luchaba contra sus recuerdos,
sabiendo que pronto
se convertirían en su infierno…
Sus demonios se aprestaban
a tomar la vida que él abandonaba,
y con cada halo de aire
que su sangre vertía,
sentía el calor
de aquel fuego,
que sólo él habia alimentado.
Sus infamias adornaban sus días
sus hazañas solo de ponzoña se habían alimentado,
y en sus manos la sangre de aquella gente.
El deber le decian, su obligacion le imperaban!!!
Pero y ahora??
Quien le acompañaria a su infierno?
Quien le libraria de sus criaturas?
Engendros insufribles, de crueldad alimentadas,

carentes de misericordia
de la que él tambien habia adolecido.
Pobre capitan!!!,. su sangre pierde!!
Y con el rojo se nublan los cielos,
sus ojos ya cristalinos
al abismo se enfrentan,
y alli las voces rien
y brindan con su ultimo aliento,
felices de acoger a su dueño
en su fuego impio.

Pobre Capitan!!!!
Con que deseo querrá volver a nacer,
que deseo volver a ser el llanto de un niño,
y sanar con su inocencia
esta existencia perdida.

Fran Rubio Varela.

Imagen Maria Rubio Varela.

Memorias De Un Dios Errante

  • MEMORIAS DE UN DIOS ERRANTE,

    Todas las mañanas subía a la colina, desde allí divisaba al mundo entero.
    Su aguda vista nada perdía, contemplaba la belleza inigualable que desprendía este mundo;
    Los mares y océanos, montañas esculpidas de cobalto y caliza, selvas exuberantes de jade verde, bosques con arboles milenarios y la inmensa arenisca de los desiertos, el crepitar de las estrellas en las noches, los azules confines del cielo regados por el sol y el brillo del blanco hielo a norte y sur, serpenteantes ríos de plata regalando vida , cavernas albergando el sudor de la tierra y a cada loma la promesa de un nuevo horizonte lejano.

    Él que por eones de tiempo subiera a tantas colinas divisorias.
    Él, guardian elegido, se maravillaba ante esta obra sublime extasiando su viejo corazón, después procedía a avistar la vida sagrada que lo habitaba, alegrándose de tanta variedad de chispa vital.
    Más de entre todas ellas, estaba la chispa elegida, la que había recibido el préstamo de éste paraíso y sus insondables ojos se cubrían con la humedad de las lágrimas tristes apesadumbrado. La chispa humana, que como inquilinos desagradecidos, lejos de cuidar, proteger y mejorar el bien hallado jardin, se regocijaban dentro de su necedad en cubrirlo de escombros y apestosas basuras, contaminandolo de egoismos y envidias, creyéndose sus dueños sin serlo, enfoscados dentro de su altanera vanidad, lacerándose entre hermanos y pisoteando toda chispa vital a su paso.
    Él, que a su oído llegaban todos los llantos, los mas trágicos, el de los niños martirizados, la esperanza de vida, ya contaminados desde su más temprana edad, herian profundamente su corazón.
    Él que siempre había mostrado el amor que hacia todo tiene que fluir.
    Él, que mandaba el aliento y lloraba por el espanto cometido, cuantas veces había sentido las ganas de mandar al aire gélido que helara aquellos despiadados corazones…
    Pero era entonces cuando escuchaba la risa del recién nacido y pensaba;
    En ésta risa no hay maldad, en ésta solo hay amor ,aun hay esperanza, aseveraba en su pensamiento.
    Entonces bajaba de la colina deseando que aquellos hombres comprendieran que en el amor está el camino.

    Fran Rubio Varela

    Dedicado a todos aquellos que lloran, sufren y se esfuerzan ante el odio, la sin razón, el egoísmo y la iniquidad humana ,, los niños son nuestro futuro.

La oscura Contraposicion…Septima parte…

El corage quemaba su pecho y escondía su vanidad, en él escudaba su maldad y rumiaba su calamidad, cegado por el dolor de no haber conocido nada mas que aquella maldad extrema, su alma cargada de herrumbre y esclavo de su propia oscuridad, había respirado su primer aire en aquella cueva negra, en aquel mundo helado, donde ni los ángeles eran conocidos. Sólo demonios como él habitaban allí, de ojos cargados de ira, de brutalidad y de nombres inmencionables, él entonces sólo uno más era. En aquel entonces aún era sólo piel, era carne, era huesos y cicatrices, y nada más. El odio de su sola existencia lo hacía fuerte, muy fuerte. Comió la carne de sus enemigos y bebió tambien su sangre, arrasó todo a su paso y encumbró en su cólera el dominio de todas y cada una de las cuevas de su mundo, todos aquellos demonios le rindieron pleitesía jurando su vasallaje…
Su poder duró largo tiempo y sus sombras crecieron, tanto como la cueva donde se alzaba su trono, hecho de huesos y jirones de piel, aprendio la magia de la palabra y su poder, pero tambien las ennegrecio y a su amparo supo de los elementales y trato de utizarlos a su antojo emponzoñando y malogrado su belleza, haciendo creaciones semejantes a si mismo y utilizandolos para hacer crecer su propio ego carente de toda humildad. Pero cómo todo ser de piel, huesos y carne, su ocaso le alcanzo. Él había retrasado ese momento largo tiempo, mucho mas que cualquier mortal, pero ello no era gratuito y aún sintiéndose poderoso dentro de su magia, su cuerpo se habia convertido en un desecho quejumbroso, lleno de pustulas y decrépito.
Y desesperaba…
Sabía que era cuestión de tiempo que alguno de sus mezquinos vasallos encontrase la forma de usurpar su trono y su estatu.
No estaba dispuesto a permitírselo a nadie, y conocía el modo de perpetuarse.
Tendria que hacer los preparativos…y necesitaría muchas vidas atadas a sus almas para lograrlo.
Mando traer a todos los niños que aún fueran inocentes de sangre, sus huestes recorrieron todas y cada una de las cuevas de los clanes y todo aquél que se negaba a cooperar lo pagaba con su vida. Los llantos de las madres llegaban mas allá de la noche rasgando la oscuridad.
Tambien mandó crear un templo con una obertura sobre su centro que dejara paso a la luz del borroso cielo que los cobijaba, bajo el templo ordeno excavar una gran y extensa sima con las paredes, suelo y techo recubierto de gemas oscuras similares a diamantes negros, en donde no quedara resquicio alguno más alla de una estrecho agujero de medio metro de diametro que coincidía con exactitud milimetrica con la obertura superior mucho mas amplia, a modo de embudo invertido. Para tamaña empresa ocupó a esos mismos niños forzandolos hasta la extenuación. Durante meses fueron llegando los desdichados hasta su fortaleza en largas columnas, una vez alli eran seleccionados, los mas fuertes y sanos eran apartados y encerrados tras unas empalizadas construidas a tal efecto y esos eran los afortunados, a ellos se les alimentaba y se les cuidaba de manera que no enfermaran ni se debilitaran, el resto eran llevados hasta la sima para su construcción, donde no se les daba ni respiro ni descanso, conformen perecían se les daba como alimento al resto y aquellos que ni para ello servían, eran arrojados por un enorme acantilado donde las alimañas terminaban limpiando sus huesos, dejando un dantensco y desolado paisaje de muerte, crueldad sin limites.
Finalmente la faraónica obra estuvo terminada para satisfaccion de su condenado espíritu, ahora tan sólo restaba liberar su alma de las ataduras físicas que tanto lo mortificaban. Miles de niños fueron sacrificados y otros tantos se acinaban esperando el desenlace de tamañas maniobras.
A nadie se le escapaba ya por aquel entonces que seria un fatídico final….
Y mientras, el pueblo se iba soliviantando a pesar de de su férreo control y mano dura.
Una hueste levantada contra él se había reunido y crecía, alimentada por la consecuencia de su crueldad, ya habian conseguido derrotar al ejercito del rey en dos enfrentamienros y se acercaban a su fortaleza , el terror instaurado alimentaba su ira y hasta parte de su ejercito había abandonado sus filas para engrosar la rebelión, pero ya era tarde, todo estaba ya preparado para convertirse en el ser que anhelaba ser.
Todo se había precipitado y frente a los muros una encarnizada batalla estaba teniendo lugar, los moradores de la fortaleza a duras penas conseguían frenar a los atacantes, ríos de sangre empapaban la yerma tierra, el chocar de los aceros y los gritos de rabia, dolor y agonia llenaban todo el valle, mientras la noche lo acariciaba. El rey habia mandado llevar a todos los niños hasta la sima de los diamantes, dentro de ella habia hecho llenar una mezcla de petróleo y aceite de linaza que alcanzaba hasta las rodillas de las pobres criaturas alli encerradas y el se habia colocado completamente desnudo sobre la plataforma, en el vértice del embudo que servia de salida hacia el exterior. La sala estaba sellada por unas infranqueables puertas cerradas desde el interior del templo y sólo su más acérrima guardia permanecía dentro custodiandolas.
Con los brazos extendidos y la mirada perdida puesta en la abertura, comenzó a recitar una serie de palabras en un idioma ininteligible para cualquier otro, conforme las palabras iban deslizandose de él y resonando en la boveda, iba entrando en un profundo trance, hasta tal punto que su cuerpo comenzo a levitar sobre el vacio bajo el cual estaban aquellos niños cuya unica culpa era estar libres de sangre.
Las puertas empezaron a crujir ante la embestida de los arietes, el ejercito del tirano había sido vencido y ahora trataban de acceder al templo para liberar a los niños…pero era en vano las puertas habían sido ideadas precisamente para eso, para aguantar herméticamente cerradas no importaba que fuera lo que las golpease. Las palabras se mezclaban con el estruendo de los arietes, los soldados se miraban entre ellos ya con la serenidad al limite mientras mantenían las manos sobre las empuñaduras de sus espadas. En un momento dado una potente energuia enllamarada se encendio alrededor del viejo Tirano, envolviendolo por completo, su guardia ya completamente aterrorizada temblaba, la flamigera llama crecía cada vez mas mientras las extrañas palabras crecían en intensidad a la par y justo en el momento en que todo parecía que iba a estallar todo, la llama se deslizó al interior de la sima donde aguardaban los niños, incendiado la mezcla.
El fuego se multiplicó de inmediato abrasando a todos aquellos inocentes.
Gritaban …
Corrían…
Sangraban…
Se retorcían…
Mientras sus pieles y sus carnes caían a trozos, un infierno de fuego los consumia, y finalmente.
Murieron…
Con sus ultimas expiraciones aquellos pobres y desgraciados cuerpos se desprendieron de sus almas, pero ellas no podían traspasar aquellas paredes, los negros diamantes y su magnetismo se lo impedían y desesperadas buscaban la forma de sali, todas terminaron agolpandose en el ojo del embudo tratando de liberarse de esa prisión y alli las esperaba él viejo, ya henchido de poder y rodeado de ese fuego destructor.
Las almas, todas ellas fueron absorbidas por él y con ellas su horror y su energia, y finalmente tambien su propio cuerpo se redujo a cenizas, la gran bola de fuego creció y lleno todo el templo arrancando tambien la vida de los que hasta ese momento habían sido fieles soldados.
Una vez absorbida toda vida existente en el templo la llama implosióno regresando a su origen. Del tirano no quedaba ni rastro, su lugar lo ocupaba una gran bestia negra y oscura como la noche, sus ojos refugian encendidos en odio y maldad , su sangre tan viscosa y negra como la linaza y el petróleo que había utilizado en la masacre, su cuerpo despedía hedor a quemado y todo lo que era tocado por él se convertia al instante en ceniza, su cuerpo similar a un oso enorme y deformado, con cabeza de lobo con unas fauces descomunales, de su dentadura caía una baba ácida que era capaz de deshacer cualquier materia y lo remataban unas enormes y sucias garras con las que facilmente hubiera podido partir en dos a un caballo, su aliento era como un lanzallamas que escupia ese mismo fuego que todo lo consumía y era capaz de atrapar el alma de cualquier mortal dentro de él…Tal era la bestia en la que se habia convertido, la bestia que siempre habia sido…la bestia que queria ser…
Y tenia hambre, sentía un apetito atroz, necesitaba quemar carne, beber sangre atrapar almas …tenia hambre y tras las puertas los arietes seguían golpeando…tenia hambre!!!

Finalmente los portones cedieron ante el empuje de los consistentes arietes quebrándose y haciéndose añicos entre cientos de astillas.
Los rebeldes irrumpieron en el templo con furia y hambre de venganza queriendo al tirano bajo sus pies, pero no iba a ser eso lo que ocurriría, ante ellos ser erguía un ser como jamas habían visto por un momento todos los gritos enmudecieron deteniendo el tiempo…
La bestia hambrienta los observo con sus ojos encendidos.
Mas comida que devorar, un guerrero armado con una larga lanza y sobreponiéndose a su primera sorpresa avanzo un paso mas disponiendose a lanzar su afilada arma, pero solo eso pudo hacer y no mas, con un aullido la fiera abrio sus fauces y de ellas salió una llamarada que de nuevo desencadenó otro infierno consumiendo toda criatura a su alcance, mientras iba comiendo los cuerpos carbonizados a dentelladas y con cada cuerpo se apropiaba de una nueva alma que irremediablemente estaba condenada a sevirle sin remision.
Y el horror como nunca antes había sido visto se desató y aquella bestia lejos de saciarse cada vez estaba mas sedienta y hambrienta, recorrio los paramos y parajes de aquel mundo desolando todo y dejando todo cubierto de cenizas hasta soló quedar ella y su propia desolació7

Era Amor

Y lloraba con su pecho,
mientras en sus ojos solo la arena.

Y las lagrimas se deslizaban por su alma,
mientras en su piel las arrugas lo mecían.

Y amaba esta vida,
mientras la pena lo deseaba a él.

Y era él a pesar de todo,
mientras deseaba un mundo distinto.

Y ya solo le quedaba eso,
desear lo que habia luchado,
cerrar lo ojos y mirar
por la ladera de sus lágrimas,
la cuesta de su alma.

Y en el cielo esferas de colores
lo llamaban por su nombre verdadero.
Amor le decian…
No llores mas
porque somos él brillo de tu arena.

Y en el cielo alas blancas
lo llamaban por su nombre verdadero.
Amor le decian…
No llores mas…
porque somos tu eterna piel.

Y en el cielo, el universo violeta
lo llamaba por su nombre verdadero
Amor le decia
No llores mas…
porque yo seré la razon
para esta vida tuya.

Y ya sólo le quedaba eso,
luchar sobre la cuesta de su alma
porque su nombre verdadero
era Amor!!!

Mariposas de Dios.

Hay seres bellos, vuelan sin alas,
son las mariposas de Dios.
Se deslizan sobre su esencia
de néctar de sol, luna y estrellas
y acarician sentimientos,
besan el alma y limpian el espíritu.
Hablan siempre al corazón
y sus lágrimas son de plata y vida.
Su mirada guarda mundos
y desnudan al ser.
Escuchan y lloran
aman y ríen,
son etérea energia,
blanca transparencia.
Amor desnudo y sin condición
que ofrecen a cada flor,
no importan las espinas,
ni el hielo y la escarcha,
dentro de ellos no hay invierno posible,
solo primavera y rocio.
Blanca es su alma
y liviano su equipaje.
Saben sufrir,
saben querer,
saben estar también,
saben luchar sin espada ni escudo,
con tan solo un beso,
con tan solo un te quiero,
con tan solo un regalo,
el universo que de ellos emana.
Visten como gorriones
con la humildad del más pequeño
y brillan como soles
con la gracia de ser
esas mariposas de Dios.

Fran Rubio Varela.© Febrero 2018.

La burla del relojero…

Pasa este tiempo inventado
con sus calmas y sus iras,
ni el sol lo quiso
ni tampoco la luna.

Las manillas de un minutero
coartan la libertad,
poniendo fin a la calma
y acelerando la ira.

Somos de arena desvanecida
en ese engranaje llamado tiempo,
inventado y maquinado
en la perversion que arranca los ojos.

Sin vista cegados y corriendo,
aceleramos el engaño
de ese relojero que ríe
a la sombra de su invento.

Coarta maquiavélico al ser,
que encierra en la prisión
de alguna meta distante
que nunca se alcanza.

Caricias, deseos, promesas etereas
y siempre más allá,
vistiendo los cuerpos de arrugas
y para que…

Para ser arena y no más,
dejamos el brillo enterrado
que nos haria volar,
pero esa esfera que con tiempo se adorna
no quiere brillar…

Hacemos camino sobre nuestros pies,
apresurados y lejos de nosotros,
con zapatos de vanidades
queriendo siempre cruzar un rio.

Pero y el valle ? y el viejo roble?
Acaso nuestro ser no merece
su verde prado?
Acaso no merece su fresca sombra el ser?.

Un sol y un cielo
estan encima de una cabeza, de miles,
encima del relojero inmisericorde también
ellos no tienen tiempo ni apremio por él.

Miran la calma, se apenan,
vernos correr con angustia
olvidados de respirar cada día
el aire que nos dan.

Y cuando tropiezo con la fatal mentira,
y caigo de rodillas
y ensagrento mis manos
y ensangrento mi cuerpo.

Veo un mundo en ruido envuelto,
carnicero de intereses baldíos
degollador de almas,
asesino de voluntades,
sirviente de un tiempo que no exite.
Bajo un sol, una luna y un cielo
que nunca lo han querido.

Veo mis arrugas sin remedio
y en cada surco la burla de la hora,
y en cada pensamiento
aquella calma que cambié
por la ira pasajera.

Fran Rubio Varela.© Enero 2018.

Imagen de Maria Rubio

De sus labios…

El brotaba de sus labios.
En cada palabra
en cada suspiro,
en cada agonía…

Sus ojos cristalizados
rumiaban sus lágrimas,
aquellas que nunca vertió,
aquellas que la laceraban
en un olvido imposible.

El fuego de aquel dragón
la consumía en sus largas noches,
y cuando el sol la vestía
sólo era la piel agnóstica
de la que ya no cree,
ni fe posee.

Sentada a las horas
y abrazada a los minutos
que en las entrañas
del laberinto helado danzaban
discurría su silencio.

Pues de sus labios
brotaba él,
en cada palabra
en cada suspiro
en cada agonia…

Fran Rubio Varela.© Enero 2018

  1. imagen de Ana T

Ser yo sin mi…

Necesito un respiro…
donde el tiempo se pare
donde el ruido
de mi se apiade.

Donde no haga falta
ni agua ni aire,
donde sólo sea yo sin mi,
y la calma me alcance.

Necesito recordar
aquella primera luz
que abrio mis ojos
y yo era sin mas.

Quiero dormir sin soñar
y que el silencio me abrace,
tierno y sentido, sin usar,
que sea primero
porque ultimo no hay.

Necesito una montaña
que me aleje de cualquier valle,
donde ni las aves
a soñar lleguen
ni los sauces a llorar.

Necesito perder para ganar
y morir para nacer,
que este hastío incansable
se aburra de mi,
que mi sombra corra mas que yo
y se libere al fín.

Donde yo me olvide
y nadie me recuerde
que sea tan grande
como pequeño soy
y tan largo como
mi esperanza de ser…

  • Fran Rubio Varela.© Enero 2018.

‘La oscura contraposicion’, Sexta parte

Carraspeando continuó.

–‘Verás… yo no te puedo explicar demasiado, sólo sé que el último de vosotros marchó hace muchísimos milenios. Desde entonces no os habíamos vuelto a ver. A nosotros se nos encomendó dar la forma a los elementales que llegaban desde todos los rincones el universo por los canales eflúvicos, que vosotros construisteis. Pero nosotros no podíamos, no podemos crear. Sólo podemos vestir y dar forma a los pensamientos y sueños de los hijos del gran sol, por medio de los elementales. Una vez conformados parten raudos de vuelta hacia sus dueños para conformar las realidades que se transforman en el universo.
En su comienzo fueron muchísimas las creaciones de amor y belleza, maravillosas y llenas de luz. Nacieron mundos y razas a su amparo, pero sólo unas pocas con la capacidad del gran sol. Sus hijos y vosotros nos guiabais. Después vinieron las grises y oscuras. Nosotros no podíamos cambiarlas, sólo vestirlas de los elementales. Ahí empezamos a extrañar vuestra presencia. Éste mundo, nuestro mundo, era bello y lleno de luz y de vida, ¡brillaba!. De cada creación una parte se anclaba a él, haciéndolo crecer y todo se unía con equilibrio y armonía, pero con cada creación oscura, una parte de ellos empezó a enturbiar el aire y el cielo y nuestro mundo se fue apagando… Nos dimos cuenta que algo estaba cambiando para nuestra desesperación. Algunas veces teníamos que cerrar los ojos para no mirar aquello que nacía al componer los elementales. Pero es nuestra labor, no tenemos elección. Es nuestra razón de ser. Si no lo hacemos morimos y desaparecemos. Sólo podemos guardar algunas cajitas de elementales que nos son regaladas por nuestro servicio, como ésas que has visto. Son nuestros tesoros y lo que nos alimenta y nutre.

Un día conocimos la existencia de la bestia y supimos que ella era la contaminación; una pandemia que se expandía por los pensamientos y los sueños. Adueñándose de almas y voluntades, transmutándose en realidad, creciendo y haciéndose más poderosa. Supimos que invadía mundos. Unos tras otros contaminando y creando ejércitos a su servicio. Cuándo llegaba a un mundo de hijos del gran sol, se libraban batallas terribles y épicas, de encarnizado enconamiento, donde la luz y la oscuridad perdían su hermanamiento, convirtiéndose en opuestos. Pero la bestia seguía con su avance. En una de esas batallas, en la más terrible de todas ellas, legiones de vosotros fuisteis aniquilados, llenando el universo de lágrimas y tristeza. Pero la bestia fue atrapada, vencida y confinada. Se dice que en el corazón más puro y limpio que jamás había existido y que en ese mismo mundo fue escondido y guardado.
El mal se detuvo pero no fue erradicado. Muchas legiones de la bestia continuaban resistiendo y luchando, amparándose en la más negra oscuridad y en pozos sin fondo. Tratando de encontrar y liberar de nuevo a su señor… Una guerra durmiente y sin fin se instaló en el plano de los sueños.
Todo mejoró, los efluvios mejoraron y los elementales volvieron a vestir con más luz. Sin llegar a alcanzar la de antaño, pero el sacrificio no fue vano del todo. Nosotros pensamos que la bestia finalmente sería destruida… pero entonces comenzaron los aullidos en los sueños y las huestes oscuras reactivaron y reforzaron su presencia. Pensábamos que ella jamás regresaría y mucho menos aquí en nuestro mundo.

Hubo una gran tormenta, todo se oscureció y un gran estruendo sobrevino. Las corrientes eflúvicas se detuvieron y los elementales dejaron de llegar; todo se detuvo. Entonces la vimos, estaba aquí y empezó a devorarlo y a consumirlo todo a su paso. Nuestro mundo se convertía en cenizas, aquello dónde posaba su vista era destruido o transformado, tal es su fuerza. La mayoría de los nuestros no queriendo servirle perecieron sufriendo la destrucción de su alma. Otros muchos hincaron la rodilla y fueron convertidos en sus sirvientes. Postulándose a sus deseos hicieron acopio de todos los elementales que aún quedaban, reuniéndolos para esculpir una creación de la bestia. Nadie de los que quedamos sabe lo que es, más se está utilizando mucha energía para ello pero nada bueno sobrevendrá de ello y éste mundo agoniza. Los únicos lugares seguros aún son estas casas magnéticas, pero cada vez quedan menos sin corromper. Y los templos escondidos, en donde los pocos que quedamos nos refugiamos, es cuestión de tiempo que las encuentre. Ahí es donde tenemos que ir. Yo no te puedo explicar más, pero quizás el gran anciano pueda decirte más. Él es el único que está aquí desde el principio. Debo llevarte ante él’–.

Saiara comenzó a sentir un vértigo inusitado. Lo que ella creía sólo una obsesión y su locura propia, de golpe estaba cogiendo unas dimensiones apocalípticas para las que no estaba preparada y que la sobrepasaban por completo. No tenía ni idea de cómo afrontar semejante reto. Empezaba a estar realmente asustada. Pero allí estaba y por lo que veía su única alternativa era acompañar a Alanis a ver a aquel anciano del que le hablaba.